INTRODUCCIÓN
Quién no añora esas tardes de invierno al calor de la chimenea en casa de
los abuelos y en el campo. Aquellos días felices en que todo era limpio y sano.
Los juegos eran sencillos y sin violencia. No había ordenadores ni móviles, ni
siquiera teléfono. Ayudar a la abuela en la cocina era toda una aventura. Hacer
pan y galletas era entonces el juego más divertido que se conocía. Las tardes
de frío se transformaban al lado del calor de esa chimenea en algo placentero,
un ritual que se repetía y era algo obligado antes de dormir.
El abuelo o la abuela según el caso, convertía ese
momento en algo maravilloso y excepcional. La entonación de su voz envolvía el
ambiente con su tono sencillo y cautivador llegando a rozar la sensibilidad de
los oídos. Todos atentos a las viejas historias escuchando con entusiasmo y
serenidad. Sabían dar un toque especial, tanta magia que podías llegar a
creértelas. La fantasía dejaba volar la
imaginación llevándonos a un lugar recóndito en los confines de un maravilloso
universo listo por explorar.
¡¡Qué rico olor a café recién hecho!! ¡Qué bizcochos! Y…
¡qué ricas las comidas caseras!
¡Qué historias contaban los abuelos! Y ahora,
¿saben los abuelos contar cuentos?
“Ambientado, en algún lugar del País Vasco (España), que al igual que
Galicia, siempre han estado rodeados de un aura de leyendas y misticismo sobre
ciertos personajes fantásticos.
Y en homenaje, a mi tierra natal”.
Bittor, como cada noche se sentaba al lado de la chimenea para relatar a
sus nietos una historia nueva. Los niños están fascinados de estar con los
abuelos que resultaron ser la mejor de las niñeras que pudiesen desear.
Últimamente habían dado de lado al televisor, casi no se acordaban de él. El
ordenador estaba por ahí en algún sitio de la casa pidiendo auxilio porque
nadie le hacía caso. No se acordaban para nada de los móviles ni de jugar a las
maquinitas.
Esa noche está lloviendo, reina la paz y la tranquilidad. La abuela
remienda unas calcetas mientras escucha la voz del abuelo contar una de sus
historias. Los niños están como hipnotizados con el sonido de su voz…
EL GRANJERO Y EL MAGO DE LOS
DESEOS
―Escuchad, niños. La historia que os voy a relatar, trata de un granjero
que sacrificó a alguien que amaba mucho, por tener riquezas y bienestar…
E
|
n una pequeña aldea rodeada de campos y huertas, vivía un hombre que estaba
cansado de trabajar y quería tener más de
lo que podía.
Un día, oyó cierto rumor entre los aldeanos. Decían que existía un mago que
hacia realidad los sueños y a cambio de muy poco. Vivía muy cerca, a tan solo
tres días y tres noches de allí.
El granjero estaba fascinado con la leyenda urbana que corría de boca en
boca. Supo de casos en los que ese mago les colmó de felicidad aunque no pudo
corroborarlo, pensando en ello.
No tuvo que pensárselo mucho… Y un día decide partir para buscar ese
castillo en busca del mago. Preparó lo necesario para el viaje cargando el mulo
y partió después de despedirse de su esposa e hijas. Y sí, iba tan feliz el
ingenuo granjero en busca de la fortuna.
Caminó tres días con sus noches atravesando senderos. Penetró en el bosque
y cruzó un río, hasta que una mañana divisa a lo lejos la torre del pequeño
castillo.
Al llegar, se encuentra con que el mago parece saber de su inesperada
visita.
―Vamos, entra y sacia tu hambre y sed, ya que el camino fue largo. Siéntate
siéntete como en tu casa.
El granjero se siente bastante cómodo con el recibimiento tan caluroso del mago,
obedeciendo y aceptando la invitación difícil de rechazar ante la presencia de
ricos manjares sobre la mesa.
Bebió y comió satisfecho y agradecido por el banquete ordenado y dispuesto
excepcionalmente para él. Por un momento se siente especialmente cautivado por
el ambiente, como si fuese el personaje de un cuento de hadas. Se respiraba un
aroma de suntuosidad y en el aire flotaba un aire a misterio. Estaba cautivado
y estremecido.
El mago esperó a que el granjero comiera y disfrutara tranquilo para
después invitarle a recorrer el castillo, mostrando todas sus estancias.
El hombre sonríe ingenuo observando todo su alrededor fascinado con esa
aventura sin sentir arrepentimiento por el viaje realizado.
Caminaron por un largo corredor donde unas bellas estatuas de bronce,
enfiladas a cada lado y correlativamente, muestran el camino. Su rostro muestra
cierta perplejidad y más cuando al llegar al final del trayecto ve que falta
una. Puede darse cuenta de ello al contemplar el hueco. Se rasca la cabeza sin
entender pero aun así no le pregunta al mago nada, solo pudo suponer que quizás
se hubiese roto o estropeado.
Entraron sucesivamente en una enorme sala donde al parecer el mago concedía
a la gente, los deseos, sentado en su majestuoso trono.
―Bueno, amigo mío― dice el mago en un suspiro repentino―. Tengo entendido que
quieres más de lo que tienes.
Al parecer, sabía a que había ido hasta su casa. Había leído sus
pensamientos. El granjero estaba atónito.
― ¿Tienes casa?― le pregunta.
― Bueno, sí, pero es bastante pequeña― contesta tímido.
― ¿Tienes animales?― interroga de nuevo.
―La verdad…, tengo algunas gallinas y algún puerco, una vaca, el mulo…―
dice con titubeo.
― ¿Tienes dónde sembrar?― pregunta con expresión cavilosa y mientras se
acaricia la barba blanca y larga.
―Sí claro, tengo algo sembrado para poder vender― contesta algo inquieto.
― ¿Tienes compradores para tus productos?― interroga haciendo el instante
muy largo y pesado.
―Algunos sese…ñor, algo se vende, pero…popo…poco― contesta como si las
palabras le temblaran en la lengua.
―También tienes una esposa e hijas muy trabajadoras― confirma como si las
conociera, como si lo supiera todo de ellas.
―Sí. Y estoy orgulloso de ello― contesta rotundo y conciso.
El granjero a pesar del pesado interrogatorio no se desanimó. En su mente
solo permanecía una cosa: conseguir su propósito, dar una mejor vida a su
familia.
―Siento la necesidad de darles una vida más cómoda y fácil. Ganar bastante
dinero para vivir mejor. Además, se de gente que lo han conseguido en poco
tiempo y son muy felices. Incluso viven en la capital― expuso muy convencido de
ello.
―Sabes que mi ayuda es gratuita, ¿verdad?
―Sí, lo sé.
―Aunque debes saber… que gratis no hay nada en esta vida, ¿verdad?― expresa el mago arqueando una ceja.
El hombre se queda en silencio por un instante confundido y sin saber qué
decir.
―Yo ayudaré a que se cumplan tus sueños, conseguirás lo que ansias aunque…―
de pronto detiene las palabras silenciando su ronca voz.
―Dígame, dígame señor― dice animoso.
―Si algún día necesitase algo de ti, si te pido cualquier cosa… ¿tú me la
darás?
― ¡¡Claro!! ¡Claro que sí! Lo que usted me pida, no sabría con qué pagarle.
Le estaría muy agradecido, eternamente agradecido― expresa emocionado.
―Está bien, el trato está cerrado. Cualquier cosa que necesite de ti, tú me
complacerás en ello― especifica señalándolo con un dedo inquisidor. Después le
muestra un pequeño cofre de madera―. Toma. Coge una de las piedras azules ―le
ofrece sin más―. Tiene un gran poder. Con ella serás un hombre rico y de
recursos. Si la proteges bien y guardas en un sitio privilegiado cumplirá tus
sueños.
El granjero tentado por sus palabras toma la piedra de gran belleza visual
y la aprieta entre sus manos tan feliz que se le escapa una maliciosa sonrisa
entre la comisura de sus labios.
Al amanecer el afortunado granjero va de regreso a casa muy orgulloso y
encantado con el fácil trato que hizo con el mago. Pensó que había ganado con
el acuerdo, que era mucho por tan poco. ― “¡¡Pobre viejo!! Regalar tanta
fortuna y sin más”―. Aunque pensando, se quedó algo perplejo al sentir la
piedra entre sus dedos al apretar, muy confuso sobre qué clase de poder pudiese
tener ese mineral azul, cómo una cosa tan insignificante podría lograr el
milagro de hacerle rico.
Al llegar, relata a su familia todo lo ocurrido. Sus niñas aun son algo
pequeñas para entender las cosas de su padre, solo sonríen felices al poder
abrazarlo de nuevo.
La piedra fue colocada en una cajita de madera y puesta sobre la mesilla de
noche muy cerca de donde él dormía para estar pendiente de ella.
Transcurren los días y con ellos llega la abundancia. Apresuradamente la
tierra empieza a producir más de lo normal, era como si todo se multiplicara
repentinamente. Estaban fascinados de poder recolectar sin casi darles tiempo a
nada. Los brotes crecían y los frutos engordaban dando cantidades inesperadas.
Las gallinas no dejaban de poner huevos y los compradores aparecían de la nada
llevándose grandes cantidades de todo. Sabían que el secreto estaba en la
piedra mágica y sonreían por ello, intercambiando miradas de complicidad,
orgullosos de su poder.
Pronto se hicieron con una envidiable riqueza, casi sin pestañear. Pronto
fueron dueños de varios locales en el pueblo con empleados y todo.
Reconstruyeron la casa haciéndola más espaciosa y grande, tanto que comenzaron
a llenarla de cosas caras.
Al cabo de un tiempo, una noche en la que dormían plácidamente, ocurre algo
que les sorprende al matrimonio. La piedra sin saberse cómo ni por qué, comienza a resplandecer de tal
manera que ilumina toda la habitación traspasando la maciza madera donde estaba
guardada. Una voz susurrante y estremecedora le dice al oído…― ¡NECESITO TU
AYUDAAA…!―
El asustado granjero recuerda entonces la promesa que le hizo al cerrar el
trato. Mira a su mujer y ambos comparten la misma preocupación.
Por la mañana parte hacia la casa del viejo y olvidado mago, subido en su
lujoso carruaje con cochero incluido, hacia su destino.
Al entrar en el castillo, éste le esperaba en el gran comedor, tomando una
copa de vino ofreciendo al viajero que le agradece, pero contestándole que no
quiere beber.
―Aquí estoy, ¿para qué soy bueno, mi señor?― dice sin temblarle la voz.
― ¡Amigo mío! ―exclama alzando la copa suspirando―. Necesito de ti.
―Dígame pues, ¿qué necesita? Ya que todo lo que tengo se lo debo.
―Verás, hace tiempo que estoy solo y aburrido en éste castillo silencioso.
La verdad sea dicha, necesito compañía, mi vista se ha vuelto perezosa y no
puedo leer como antes. Y, a veces necesito comer una sopita caliente y recién
hecha― expone sagaz.
―Y yo, ¿cómo puedo ayudar en esos menesteres?― pregunta sin entender encogiéndose de hombros.
―Nada tan fácil, como dejar que tu hija pequeña venga a hacerme compañía.
La expresión de su rostro languideció de pronto dejándolo pensativo. Empezó
a cavilar un rato…
“Bueno, tan poco creo que sea tan malo que venga de vez en cuando a echar
una mano al pobre anciano. Él nos ha dado mucho más y a cambio solo quiere un
poco de compañía. Que le hagan alguna sopa, cosa que mi hija sabe hacer muy
bien, le sale riquísima, diría yo que mejor que a su madre. Y lo de leerle un
libro, el pobre no ve. ¿Qué malo puede tener eso?”
Meditó en silencio, después dijo:
―Si se mira de esa manera, podría venir unos días.
El mago sonríe perspicaz a la inocencia del granjero. Había aceptado
fácilmente movido por su ambición desmesurada. Le prometió que lo visitaría en
breve.
Dicho y hecho, una mañana parte la joven damita sin entender el por qué,
hacia la casa del viejo mago. El carruaje se detiene ante el portón y ella se
baja con su valija de la ropa mientras siente una especie de ardor en su alma,
un temor que la lleva al entendimiento de mal presagio. No llegaba a comprender
el comportamiento de su padre y el por qué la había enviado a un lugar tan lejano.
―Hola, señor mago― dice haciendo una reverencia tímida.
El viejo sonríe astuto y la observa de arriba abajo pidiéndole cortésmente
que preparase té para los dos.
La jovencita lleva las infusiones al comedor dejándolas sobre la mesa. Ella
se distrae observando su alrededor toda fascinada por ese ambiente que nunca
antes había contemplado. El viejo astuto aprovecha esa distracción de la niña
para disimuladamente verter sobre la taza de ésta unas gotitas de un líquido
azul, después la invita a sentarse y a charlar con él.
La sed del viaje le hizo apresurarse a ingerir la infusión mientras el mago
la observa sonriente y detenidamente como esperando que ocurriese algo. En
cuestión de segundos, la joven siente ardor en la garganta y se levanta de la
silla caminando desesperada buscando la puerta, ya que se había dado cuenta del
engaño y que había sido envenenada. De pie frente al maligno mago clava su
triste mirada en la mirada de su raptor, sucesivamente se transforma en una
bella estatua de bronce.
Por causas del destino, se convirtió en una más de la colección del largo
corredor y al fin ocupó el hueco que faltaba.
Pasan los días con sus noches y no saben nada de la pequeña. Viven
preocupados y no pueden dormir, ya eran muchos días sin ella. Tan solo se había
comprometido a que pasara unos pocos de días y habían pasado varias semanas.
A la piedra le había ocurrido algo muy extraño fuera de lo normal. Ya no
estaba resplandeciente y su color se había apagado transformándose en oscuro y
ennegrecido azul. Sintieron miedo y un escalofrío les recorrió la sangre
pensando cosas malas y negativas.
El granjero y su esposa decidieron no esperar más y pensaron en ir a por la
pequeña al castillo del mago. Partió el padre desesperado llevando la piedra
consigo para pedir una explicación. Se llevó todo el viaje pensando en su hija
y en las palabras que pudiera decirle.
Llega cansado por el traqueteo del carruaje y aun así sus pasos son
acelerados y ansiosos por llegar ante la presencia del mago, con afán de
recuperar a su hija.
Al penetrar en la estancia principal pudo sentir un confuso escalofrío que
le heló repentinamente la sangre y todas sus extremidades. Busca con la mirada
al viejo pero no lo encuentra. Llama a su pequeña a voz limpia y no responde
nadie. Entonces recordó la extraña sala de los deseos y se dirigió hasta ella.
Al encontrarse con el largo corredor de las estatuas sintió una temible
confusión al darse cuenta en la lejanía que el hueco ya estaba ocupado por otra
nueva dama de bronce. Sus pasos se hacen lentos y su corazón comienza a latir
con temor mientras sus ojos permanecen clavados en esa silueta del fondo.
Cuando la tiene a la altura de su mirada, pronto sus ojos derraman dos chorros
de lágrimas al contemplar a su hija convertida en una muñeca de bronce.
― ¡¡NO!! ¡¡Por qué!!― grita y llora desconsolado.
En la estancia de los deseos el mago lo esperaba con la mirada fría y sin
piedad. Entonces le recrimina haberlo ayudado, recordándole su trato y como él
había aceptado.
―Pero mi hija, ¡por qué!
El pobre hombre al dejar de llorar se queda como ido, pensativo,
sintiéndose culpable de sus acciones y ambición, recordando dónde empezó todo.
― ¿Renunciarías a todo?― interroga el mago.
¿TODO? Significaba perder las cosas logradas con la magia. Volverían a empezar
desde cero, con lo que ya tenían.
― ¿Renunciarías a todo eso?― repite de nuevo, con eco.
Las palabras salen temblorosas de sus labios mientras deja caer de sus
manos la ansiada piedra azul, que choca contra el suelo, rodando hasta los pies
del mago y las lágrimas caen de nuevo por su rostro apagado. Le explica, que
para él, lo más importante son sus hijas y esposa. Ellas, tienen más valor que
todo el oro del mundo. También le dijo: que si tenía que renunciar a las
riquezas, lo haría, a cambio de que su hija estuviera con él, sana y salva.
―Si es eso lo que deseas, así será. Mañana al amanecer, tu hija regresará a
casa y a cambio nada de lo conseguido hasta hoy con mi magia, existirá.
El hombre sale con la cabeza gacha, todo avergonzado y se aleja de ese
confuso lugar. Convencido y confiado de nuevo, le relata a su esposa y a su
otra hija la verdad de la situación.
A la salida del sol en un nuevo día, llega corriendo a lo lejos por el
camino la pequeña, llamando a sus padres y a su hermana, toda nerviosa y con
gran felicidad de poder volver a casa.
Todos se abrazan. Y desde ese mismo instante la vida volvió a ser como
antes, cada cosa se puso en su lugar. Trabajarán duro y jamás desearán cosas
que no pueden obtener y alcanzar, dejando de ser ambiciosos y conformándose con
lo que la vida les ha otorgado sin tener que usar la magia para ello.
Continuara....
Espero disfrutéis de la lectura...
Y al igual que otras de mis obras, la publicaré en papel bajo demanda o con Createspace. Estuvo publicada en papel bajo el sello editorial United. p.c, ya esta des-catalogada.
Hola. Te informo de que te he nominado a los premios One Lovely Blog Award.
ResponderEliminarUn saludo!
Nos leemos!
http://mirarleersaber.blogspot.com.es/2013/06/otros-premio-one-lovely-blog-award.html
Muchas gracias por nominarme, lo tendré en cuenta y seguiré las instrucciones. Me parece un juego divertido, donde poder darnos a conocer y saber de todas nuestras inquietudes literarias.
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