martes, 20 de julio de 2010

Relato

LA MANO DEL ÁNGEL
Caminaba por desiertos perdidos de la inconsciencia, sin rumbo determinado. Llevaba el alma herida en una pobreza inquietante de soledad.
Creía el mundo acabado y ahogado en un mar de lágrimas de infinita contrariedad. ¿Qué camino tomar? ¿Qué decidir? Solo entraban en su cabeza preguntas sin respuestas y dudas sin resolver. Las puertas se le cierran a su paso cobardes y rastreras sin darle una sola oportunidad de sobrevivir en un mundo severo y malicioso cobijando en sus alas a marionetas manejadas por hilos de la ilusión. Perderse en la locura de las vanidades, ocultas entre el amor y la amistad. Creerse una verdad inexistente transformada como cachorro inocente para revelar su verdadera identidad. ¿Por qué existe la maldad?
Sociedad que vibra entre latentes corazones, hervidero de pasiones, fantasías y magias aún no escritas.
Camina hacia el puente de su salvación, a buscar la libertad de su alma y de su corazón. Pronto oye el murmullo del agua bajo sus pies y desde lo alto sobre el cemento que sostiene la puerta hacia su libertad, siente la brisa fresca que la envuelve y arrastra hasta su final.
Cierra los ojos con cierta paz, queriendo sentir en lo más profundo de su ser, el éxtasis de ese silencio que le habla llamándola sin cesar. Oye el murmullo del agua correr en un susurro inquietante. _ ¡Ya voy! ¡Ya voy!_ dice la voz quebrada de una joven mujer.
Abre los brazos en cruz tomando aliento para decidir su destino final.
Decidido está su trágico momento, que cuando se va a llevar a cabo, algo tira de ella hacia atrás. Siente la mano que agarra su ropa y la detiene de esa locura. Late fuerte su corazón, tanto que parece querer explotar. Pone sus pies en el suelo de ese puente, dejando atrás el sonido del agua que le habla. Nadie hay a su alrededor, solo un silencio sordo, ya no oye el agua que la quería abrazar. Un aire repentino la besa en el rostro como acaricia sublime, como beso de madre protectora que a su hijo quiere cuidar. Entonces se da cuenta que la vida vale más que el amor de cualquier hombre, ese que no se merezca amar. Una sonrisa dibuja su rostro mientras la pena del alma se marchita.
Un ángel ha pasado, la ha tocado. Una luz celestial la ha salvado de hacer algo que aun el cielo no le había asignado.
Camina orgullosa regreso a la vida despertando de tan sucia pesadilla.